River en la Copa Libertadores: del gol insólito a la perla, la noche de los goleadores uruguayos en el estreno
El debut de River en la Copa Libertadores en San Cristóbal, frente a Deportivo Táchira, tuvo un quiebre con el ingreso de Claudio Diablito Echeverri, que reanimó a los millonarios en el segundo ...
El debut de River en la Copa Libertadores en San Cristóbal, frente a Deportivo Táchira, tuvo un quiebre con el ingreso de Claudio Diablito Echeverri, que reanimó a los millonarios en el segundo tiempo. El equipo pasó de ser un conjunto desmemoriado, sin energía e inconexo a una estructura que se motivó y ambicionó la victoria en el estreno del Grupo H, que comparte con Libertad, de Paraguay, y Nacional, de Uruguay, que será el futuro rival en el Monumental.
La movilidad y el desparpajo del juvenil, que se marchará a Manchester City cuando termine el año descubrió en los uruguayos Sebastián Boselli y Nicolás Fonseca a los inusuales goleadores en la noche venezolana. Una carambola provocó la acción de la apertura del marcador, en el momento en que River empezaba a volcar el juego sobre el arco que defendió Alejandro Araque. Un envío en forma de centro del colombiano Miguel Borja, un rebote y un rechazo apurado de Anthony Uribe impactó de lleno en la cara de Boselli y la pelota salió disparada con furia contra el arco. Un gol con una definición poca ortodoxa, aunque importantísimo para los millonarios. “¡Me mató!”, se pudo leer de los labios del charrúa, durante el festejo con sus compañeros.
La apertura del marcador: BoselliSiete minutos después, otro uruguayo, que estaba desandando un partido irregular y que fue apuntado por el gol de Huracán, el viernes pasado, por la Copa de la Liga, selló la victoria 2-0 y se desahogó. Fonseca tomó la pelota fuera del área y con un remate de emboquillada sorprendió al guardavalla. El grito del uruguayo resultó liberador para el volante y dibujó una sonrisa de tranquilidad para el entrenador Martín Demichelis, que sufrió apenas un tropiezo en el año, aunque el equipo no demuestra un juego armonioso ni se relaciona en el campo de juego: las individualidades en pasajes están despejando las incógnitas, como Echeverri, que se perfilaba para ser titular y desde el banco de los suplentes terminó por modificarle el rostro a River.
El sello de Fonseca